Seguimos con la 2ª parte de la anterior entrada Cómo nos afecta psicológicamente una lesión (1ª)
Signos que delatan una mala adaptación a la lesión:
* Obsesión con el momento de empezar a competir
* Quitarle importancia a la lesión y volver a entrenar demasiado pronto.
* Exagerar los avances en la rehabilitación
* Quejarse de algún tema físico sin importancia
* Culpa por defraudar al entrenador, compañeros...
* La vida privada se resiente
* Cambios bruscos en el estado de ánimo
* Pensar que nunca se volverá a estar bien
El aspecto psicológico es muy importante en la recuperación ( aunque no se le da toda la importancia que requiere).
Qué pueden hacer el entrenador y el terapeuta:
* Entender los sentimientos de frustración, cólera, tristeza, negación; que irá atravesando el deportista.
* Informar en qué consiste la lesión y su proceso de recuperación. Cuánto puede tardar, el trabajo que deberá realizar, porqué no debe entrenar y sí guardar reposo, cuándo empezar a rehabilitar, ejercicios según cada fase...
* Entonces el deportista podrá tener presente los plazos y cuál será el trabajo en cada periodo. Se le puede enseñar relajación, técnicas de visualización..
* Explicarle que puede haber recaídas.
* Que entienda que no se puede estar al 100% siempre y que las lesiones son una parte más de una práctica deportiva. Que se debe recuperar bien y seguir los tiempos marcados.
Fases en el tratamiento de lesiones:
* El tratamiento inmediato suele ser: hielo, elevación, compresión y reposo.
* Hay que analizar el tipo de lesión y cómo ha repercutido en las zonas que la rodean, también la gravedad.
Hacer reposo, contracciones isométricas, estiramientos, movimientos articulares progresivos. También terapia manual con mucha precaución y suave : isquemias, digital, zonas adyacentes...
* Se irá progresando en el tratamiento según el grado de dolor, la curación de tejidos ( como en el caso de roturas de fibras musculares), amplitud del movimiento...
* Poco a poco se irán incluyendo una terapia manual más intensa, más estiramientos y ejercicios de propiocepción.
* Y en la fase más avanzada ejercicios de potencia y resistencia, ejercicios funcionales específicos del deporte, técnica y habilidad.
Si se han seguido todas las fases dándoles su justo tiempo, el deportista podrá volver a disfrutar de su deporte como siempre.
He sido competidora y conozco cómo afecta una lesión mentalmente; y también que factores como la inseguridad, el estrés o el miedo a la propia lesión elevan las probabilidades para sufrirla ya que se producen cambios en la atención y en la tensión muscular.
Y cuando llega ¿cómo reaccionamos los deportistas ante ella?:
* Lo primero es negarla e intentar seguir como si no hubiera ocurrido.
* Cuando por fin reconoces que no puedes seguir igual que antes, te enfadas.
* Y entonces te da el "bajón", sientes abatimiento cuando compruebas que no podrás seguir al 100% y te preocupa la recuperación y cómo estarás tras ella. Además solemos ser "adictos" al entrenamiento y descansar 3 días puede parecer una catástrofe.
* Pero al final no te queda más que aceptarlo y asumir la rehabilitación y su parte de descanso.
Si la lesión no es leve y el tiempo de rehabilitación se alarga o si te incapacita para la competición indefinidamente, nos va a afectar de manera mas profunda y van a aparecer:
*Pérdida de identidad: ya que prepararte para la competición es parte de tu vida y tu autoconcepto se deteriora.
*Miedo y ansiedad: ya que no sabemos cuándo podremos volver a nuestros entrenamientos de gran intensidad y a la competición.
*Falta de confianza: ya que se va perdiendo forma física, lo que hará complicado volver al estado inicial donde nos sentíamos competentes, fuertes y seguros. Puede llevar a un rendimiento inferior del que se podría o a lesionarse de nuevo ( porque protegemos la zona afectada).
*Recaída: por la impaciencia para recuperarse.
Próximamente veremos cuales son los signos de una mala adaptación a la lesión y qué ayuda a superarla
Cómo nos afecta psicológicamente una lesión (2ª)
Mucha gente cree que un masaje , para ser efectivo, debe doler y piden que se ejerza más fuerza.
Y aunque yo suelo explicar que no es así y que me avisen si les molesta, llega un momento en que se nota cómo están apretando los músculos del dolor. No se dan cuenta que ante el dolor los músculos se protegen y se contraen más, consiguiendo el efecto contrario al deseado.
De esta manera no solo no consigo acceder al tejido blando como necesito, sino que puede empeorar la contractura e incluso llegar a la rotura de fibras.
El cuerpo se protege de ataques externos; por ejemplo en un esguince, al inhabilitar los ligamentos, los músculos de pie y pierna se contraerán para sustituirlos en su misión de no permitir a la articulación ir más allá de sus posibilidades.
En cuanto al sistema nervioso, el dolor producirá la reacción de tensar los tejidos blandos , y no solo de la zona que se esté tratando.
Así que mi visión en cuanto al dolor en los masajes , tal y como he ido aprendiendo y experimentando, es que el límite esta cuando comienza un leve dolor pero que aparece junto a la sensación de alivio. Más allá de esto yo no trabajo, ni es recomendable.
